martes, octubre 28, 2014

Somos los dueños de los daños (Parte II)


Somos dueños de los protocolos, de las políticas internas,
de las reglas, de los valores infundados sin sentido,
somos culpables de la prohibición del escote y la minifalda,
de que cuando la solución sea difícil el amigo nos de la espalda.


Somos responsables de los propósitos de año nuevo,
de la cruda moral y el desvelo,
del coito interrumpido,
del llanto y del olvido.


Somos culpables de la curva de aprendizaje,
de pagar peaje,
del embotellamiento vial,
de la pobreza mundial,
de permitir ultraje, de usar traje,
de la justicia parcial.
Del soborno,
del trastorno,
del trasfondo,
del entorno.


Nos pertenece la administración del caos,
el confort de continuar agachados,
la alteración de la rutina,
y los malos hábitos que nunca terminan.
Somos los dueños de los daños.

martes, octubre 14, 2014

Somos los dueños de los daños


Somos los dueños de los daños,
participes de la crueldad social,
pasajeros de las historias fantasmas
y de la histeria agazapada.
Responsables del infortunio colectivo,
creyentes de que merecemos algo mejor;
adoradores de imágenes creadas por antepasados,
cerebros atolondrados, acartonados, controlados…


Somos los dueños de las muertes,
de las miles de Juárez, de las cuarenta y nueve de Hermosillo, de las incontables de Iguala, y un extenso etcétera que enfurece pero no acciona;
de los sufragios inconcientes,
del rictus directo y el colateral.
Del penal que no era,
del primer amor que se fue y no volverá.

De la oración,
de la inflación,
del gasolinazo mensual,
del síndrome premenstrual.


Nos pertenecen los tratados,
los fetos mal formados,
los estragos,
los incompetentes uniformados.
Los presos,
los altos precios a pagar,
los necios, los aferrados,
los platos sucios después de cenar.


Somos los dueños de los daños,
de las frutas podridas,
de las viejas heridas,
del despertador en la madrugada,
del río contaminado,
del mal tras mal.

martes, octubre 07, 2014

Regalos


El dulce betún en el pezón,
el pezón dulce por si solo,
la sonrisa al apagar la vela,
las palabras entrecortadas,
otra sonrisa ocultando la pena.

Los labios húmedos,
entrando la noche al cuerpo,
el cerebro saliendo del lienzo,
la piel en espera de la caricia silenciada.


La ropa al suelo,
la vista al cielo,
las manos viajando,
el cabello en el rostro,
el gemido rebotando en las paredes del cuarto.


Los acuerdos del espasmo,
lo platónico convirtiéndose en realidad.


Otros Regalos
La cena vegetariana,
el baile sin un mañana,
el concierto privado,
el beso sentados al piano,
el dialogo cotidiano…