martes, octubre 14, 2014

Somos los dueños de los daños


Somos los dueños de los daños,
participes de la crueldad social,
pasajeros de las historias fantasmas
y de la histeria agazapada.
Responsables del infortunio colectivo,
creyentes de que merecemos algo mejor;
adoradores de imágenes creadas por antepasados,
cerebros atolondrados, acartonados, controlados…


Somos los dueños de las muertes,
de las miles de Juárez, de las cuarenta y nueve de Hermosillo, de las incontables de Iguala, y un extenso etcétera que enfurece pero no acciona;
de los sufragios inconcientes,
del rictus directo y el colateral.
Del penal que no era,
del primer amor que se fue y no volverá.

De la oración,
de la inflación,
del gasolinazo mensual,
del síndrome premenstrual.


Nos pertenecen los tratados,
los fetos mal formados,
los estragos,
los incompetentes uniformados.
Los presos,
los altos precios a pagar,
los necios, los aferrados,
los platos sucios después de cenar.


Somos los dueños de los daños,
de las frutas podridas,
de las viejas heridas,
del despertador en la madrugada,
del río contaminado,
del mal tras mal.