martes, febrero 10, 2015

Jaime:


Te encontré entre cuentos de hojas amarillentas,
entre historias desnudas y prosa poderosa,
entre intentos complejos,
esperanto y otros dialectos;
te cubría el polvo el título y la silueta.


Aprendí a hojearte en cada visita,
entendí tu esencia y todas tus citas.

Te escondí en la repisa más lejana,
de la vista,
de “nos vemos mañana”,
de la disponibilidad,
de tus amorosos en potencia.


Tiempo después comprendí que no podías 
ser solo para mi,
y que tu vida ya era de todos.