martes, agosto 04, 2015

El día


Espeso es el color de su encanto,
tripulado por sus deseos de asfixiarme,
sin argumento,
sin motivo alguno;
lo confirmo cada mañana en que me despierta
abruptamente con un rodillazo en el coxis,
maldita costumbre de ni siquiera negociar paz.
Admiro detalladamente el cielo gris en esas tardes;
humildemente pido ayuda y tu me tiras a la cara con un martes.