martes, marzo 03, 2015

Sabemos cuántas


Sabemos cuántas flores debemos enviar,
pero nunca cuantos besos en cada carta.

Te escribí rosas, 
te dibuje entre prosas,
te acaricié cual diosa,
y aun así fallé.

Dejé versos alejandrinos en tu cama, 
escondí orquídeas amazónicas en tu alcoba,
merodeé sigilosamente tu pezón caoba,
y nada quedó en tal vez.

Sabemos cuántas veces debemos dejar el orgullo, 
pero nunca cuantos golpes permitir en la sien.