No tiene dueño
la derrota en esta histeria colectiva decisiva
producida por la euforia desbocada hacia
el abismo.
Los personajes de la historia
desarrollaron su accionar bajo un dialogo
invertido
que terminó encadenando
al estúpido individuo colorido.
Esa mujer descafeinada
que se vendió por 3 pesos,
aquel burócrata viajando sobre nubes del
exceso,
ese político que se hizo pasar por
ciudadano
para lograr que el descontento no les
llegue a sus aliados,
en este México más trágico
que el rostro bajo el yugo de un dictador.
Se plasmó en sangre
la engañosa necedad por adquirir
el poderío que ese fuero les ofrece;
se escribió un capitulo más
de esta nación que se desploma,
la burguesía no se asoma a leer
ésta canción que los engloba.